Es un síndrome en el que la envidia nos carcome, el nombre proviene de un hombre griego llamado Procusto, era el más alto de su ciudad, y invitaba a extranjeros, luego los tumbaba en un lecho y si eran más grandes que él, les cortaba extremidades. Ocurre en cualquier parte y todos conocemos a alguien que nos corta las alas.
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