TEXTOS INVENTADOS

" El comerciante " -Por Julio

Érase una vez un comerciante llamado Aurelio que se dedicaba a vender todo tipo de productos. Un día engañó a un chico llamado Juan diciéndole:

  • Estas son unas semillas mágicas que cuando las plantes te darán unos frutos que al comértelos tendrás salud y felicidad.

Juan las plantó pero después de esperar un tiempo no pasó nada porque no brotaba nada de esas semillas. Así que al día siguiente se fue a quejar al rey Luis, el cual le dijo al comerciante que no estaba bien engañar a otras personas y como castigo debía devolver a Juan el doble del dinero que había pagado por las semillas.

                                                             Julio Herrera   

 ELOÍSA , LA PRINCESA PEREZOSA

Eloísa era la princesa de un reino donde todas las personas eran muy trabajadoras.

Los padres de Eloísa se levantaban temprano y trabajaban de sol a sol.

Pero la princesa era remolona y perezosa y siempre llegaba tarde.

En el castillo de Eloísa se oía decir a todas horas ¡Eloísa, date prisa!

Cada mañana, un sirviente anunciaba junto a la cama de Eloísa.

- ¡Eloísa , el baño está preparado!

Ella se tapaba con la almohada y seguía durmiendo como un tronco.

Cuando el sol estaba alto, la reina gritaba desde la puerta:

- ¡Eloísa, date prisa!

Ella saltaba de la cama y decía:

- Mama, no te enfades más, me levanto enseguida.

Una vez hubo un concurso para elegir las galletas más ricas del reino. Eloísa hizo galletas con formas divertidas y las metió al horno.

Y, mientras esperaba, se durmió como un tronco.

Al rato, del horno, empezó a salir un humo que se extendió por castillo.

El padre de la princesa la despertó muy enfadado:

- ¡Eloísa, date prisa! gritó el rey.

Ella, al ver las galletas chamuscadas, se puso muy triste.

Otro día, Eloísa y sus amigos decidieron ir de excursión a la montaña pero sabían que Eloísa que tan perezosa como una marmota no se despertaría.

Por la mañana el caballo de Eloísa empezó a relinchar bajo su ventana.

Cuando llegaron sus amigos, gritaron:

-¡Eloísa ,date prisa!

Pero Eloísa siguió durmiendo como un tronco y se quedó sin excursión.

Eloísa era muy perezosa y no le gustaba madrugar. Los reyes del reino fueron invitados al castillo.

Sus padres despertaron a su hija y le dijeron:

- ¡Eloísa, date prisa! Vamos a recibir a nuestros invitados. Pero la jovencita se dio media vuelta en la cama y siguió durmiendo como un tronco.

Eloísa escuchó las trompetas de que venían invitados y salto de la cama en pijama sus padres al verla sin vestir se enfadaron y la mandaron a su habitación.

Los otros reyes les dijeron que su hijo antes también era muy perezoso pero ya no lo era porque llamaron a su hada madrina y con su varita lo resolvió.

Los padres de Eloísa escribieron a la hada madrina y acudió a palacio para curarla y enseñándole una serie de consejos Eloísa consiguió ser una chica mas responsable que cualquier persona del Reino.

Cada mañana, cuando sonaba el despertador se levantaba rápido para llegar puntual a hacer sus tareas.


Y las personas del Reino estaban muy orgullosas de su princesa porque era muy responsable.
                                                           Por ÁNGELA DÍAZ


EL MARCIANO MARIANO


Había una vez un marciano llamado Mariano, que tenía unos grandes ojos azules y era pequeñísimo, pero su corazón era enorme, más grande que el de mil personas juntas.
El marciano Mariano salía a pasear por su galaxia que era roja y verde de tanta vegetación que había. Cada día daba tres vueltas a su galaxia porque él decía que así veía más a la gente y se hacía más amigo de ellos.
Un día normal y corriente, Mariano estaba muy cansado, pero hizo un esfuerzo porque era sábado y cada sábado iba a ver a su amada marciana Adriana.
Esta vez, quería comprar un ramo de rosas rojas, una caja de bombones en forma de corazón y un fabuloso traje para conquistar a Adriana la marciana.
Al fin, en casa de su amada le pidió ser su novio y ella contestó que sí y ...
¡ Vivieron felices y comieron perdices!


POR ALODIA HERNÁNDEZ


EL PASTOR EUSTAQUIO


   Érase una vez un pastor llamado Eustaquio al que le pasaban miles de cosas al día.
Decidió hacer un libro con sus aventuras. El día que tenía pensado empezar aquel libro no le pasó nada interesante, lo mas próximo era que una oveja se había perdido. 
Desesperado fue a buscar aventura. Y la encontró. Junto al río preferido de Eustaquio hace muchos años un buque español se hundió con millones de monedas de oro. ¿Os imagináis lo que encontró? Pues mira por donde miles de monedas de oro.
Ya todo el mundo le conocía entonces decidió vender todas las monedas para ayudar a la ONG de MÉDICOS SIN FRONTERAS de la que cuando era joven también fue socio.

                                                   POR SILVIA

ZOMBIS VS ESQUELETOS

Érase una vez un zombi cuyos padres habían muerto, Juan era el zombi más  listo de todos. El pobre vivía con sus tíos en una casa enorme, su tío trabajaba de policía y su tía en la oficina.
En el cole, Juan tenía 3 grandes amigos que eran LeonardoAntonio y Aurelio, a los tres les encantaban jugar a la Bolaroda, que consiste en pasar la pelota con la mano y meterla con la cabeza. Todos los días, quedan para jugar al salir del colegio a las 4:45 y además había 3 esqueletos llamados Mateo, Luis y Rafael que no paraban de pegarles. Pero un día a  Juan no le dejaron quedar tan pronto, entonces quedaron más tarde de lo normal,  a las 6:30. Cuando llegaron estaban  Mateo, Luis y Rafael ¡los esqueletos! Los más malos de todo el colegio de C.E.I.P.  Monstruos. Entonces Juan le dijo a sus amigos Leonardo, Antonio y Aurelio si echaban un partido contra los esqueletos y a ellos les pareció bien. Juan le dijo a los esqueletos si querían echar un partido, con la condición de que quien perdiese se quedaba la pista. Todos aceptaron el reto. El equipo de Juan ganó 3-1 entonces los chicos se quedaron con la pista.

ENTONCES A LOS CHICOS, NO SE METÍAN MAS CON ELLOS VIVIERON FELICES Y COMIERON PERDICES
                                                                  POR ADRIAN

LA NOCHE DE HALLOWEEN

Narrador: Cuenta la leyenda que todos los años de halloween, cuando hay luna llena el fantasma de Laura viene del inframundo a llevarse a niños para que jueguen con ella….
(Din,don)(Suena el ascensor)
Juan-¡Hola a todos!
ZURI-¡Aaaaaaaah! Juan qué haces tú aquí. Me has dado un susto de muerte.
Juan -Como mis padres no pueden cuidarme en halloween le han pedido a vuestra madre que esté con vosotros.
Luis-Ooooh ¡Qué pena! ...
Julio –sí vaya…
Luis -Que Juan te apetece ir esta noche  a la casa encantada. Dicen que este año va ser el doble de terrorífica.
Juan -No esta noche hay luna llena
ZURI -y qué
Juan -¡No lo sabíais! Los días de halloween cuando hay luna llena `Laura´ viene del inframundo para llevarse a niños que jueguen con ella. Y eso significa que si se os lleva moriréis. O sea que no miréis ningún vídeo.
ZURI -Sí claro
Juan -¡Es verdad! los vídeos son su portal para entrar en nuestro mundo.
Luis – Anda vámonos a la casa encantada.
En la casa encantada.....
Luis -Separémonos tú por ahí y yo por aquí
Luis -Oooh me han mandado un vídeo...
¡ Laura!
(Din, don)(suena el ascensor)
ZURI -Juan, ¡Luis ha desaparecido! He encontrado su móvil ¡y lo último que ha hecho ha sido ver un vídeo!
Juan -Estará en la zona vieja
ZURI -¿Zona vieja? Qué es eso
Juan -Ahí Laura los retiene hasta media noche y se los lleva al infra mundo.
ZURI -Pues hay que llegar antes de que se los lleve.
En la zona vieja...
ZURI -Esto da más miedo que la casa encantada.
Juan -Sí...
De repente empieza a sonar una música de fiesta y Zuri comprende que ha sido víctima de una broma pesada de halloween.

                                                                                                    POR HECTOR
DIENTE DE LEÓN

   Érase una vez un día en San Mateo de Gállego, Miguel iba a buscar a sus amig@s, se encontraron por el camino porque sus amig@s iban a por él. Todos iban en la bici y él se la cogió pero la tenía pinchada, se cogió la wave, fueron a comprarse chuches, cuando se compraron las chuches fueron al saso 4  y se quedaron al final de la bajada. Allí se comieron las chuches que habían comprado. Al cabo del rato iban hacia el mirador, miraron, y había gente no sabían a donde ir y a Juan se le ocurrió ir a los bancos de la bajada de las piscinas. Allí había unos campos con muchos dientes de león y “claro” allí que fueron. Estuvieron soplándolos todos y se lo pasaron genial. Miraron la hora que era, había pasado una hora y cinco minutos ¡Ni se habían enterado de cuánto rato había pasado! (Claro pasándoselo tan bien)
Fueron otra vez al Mirador, ahora ya no había nadie. Bajaron algunos escalones,  se hicieron muchas fotos con sus móviles y  estuvieron unos minutos. Fueron al médico a bajar las escaleras.
Vieron la hora que era, eran las ocho y se tenían que ir a casa porque al día siguiente había que ir al colegio ¡Una tarde inolvidable!







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