El
comerciante
Érase
una vez un comerciante llamado Aurelio que se dedicaba a vender todo
tipo de productos. Un día engañó a un chico llamado Juan
diciéndole:
- Estas son unas semillas mágicas que cuando las plantes te darán unos frutos que al comértelos tendrás salud y felicidad.
Juan
las plantó pero después de esperar un tiempo no pasó nada porque
no brotaba nada de esas semillas. Así que al día siguiente se fue a
quejar al rey Luis, el cual le dijo al comerciante que no estaba bien
engañar a otras personas y como castigo debía devolver a Juan el
doble del dinero que había pagado por las semillas.
Julio Herrera
No hay comentarios:
Publicar un comentario