martes, 27 de octubre de 2015

LA PRINCESA AMAZONA

Lucía era una princesa buena y bonita, pero era muy caprichosa. Le gustaba mucho pintar, dibujar, cocinar, pero había una cosa que le gustaba más todavía: montar a caballo. Una tarde de sábado Lucía estaba leyendo tranquilamente en el salón cuando de repente llamaron a la puerta. Antes de abrir, miró por la rejilla. Vio que era un hombre con traje negro y corbata, así que la princesa decidió abrir la puerta.

-Hola, buenos días. Soy el propietario de una hípica por aquí cerca y me he enterado que usted es una gran amazona. ¿No es así?

-Claro que si, soy buenísima.

-Bueno queremos darle una plaza en nuestra hípica. Le daremos un caballo, todos gastos pagados y un establo en condiciones, que me dice, ¿acepta?

-Claro, me encantaría, pero…mi madre…igual no me deja.

-Bueno aquí tienes mi número y mañana hablas con tu madre y me llamas.

A la mañana siguiente Lucía se lo dijo a su madre y esta encantada aceptó la oferta.

Cuando fueron a ver la hípica le dejaron montar a un caballo blanco, muy alto y con una trenza en la crin.  Lucía se lo pasó tan bien ese día que desde entonces ya supo lo que quería ser de mayor, una gran amazona.

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