jueves, 7 de noviembre de 2019

La caja de Pandora Mito

La caja de Pandora


Una vez el padre de los dioses, Zeus, bajó del Olimpo hasta la tierra para visitar a la gente. Por aquel entonces la gente vivía feliz, sin trabajar, sin deberes y sin preocuparse de hacer la comida y Zeus quiso comprobar cómo de obedientes eran las personas. Se fue a casa de una joven llamada Pandora y le regaló una preciosa caja de madera decorada con piedras preciosas y que brillaba un montón.
- Te regalo esta caja, Pandora, para que la coloques en tu habitación -dijo Zeus.
Y Pandora le dio las gracias encantada de tener una caja tan bonita. Cogió la caja y la colocó en la mesilla al lado de su cama, así las piedras preciosas le daban un poco de luz por la noche. Pero Zeus advirtió a Pandora.
- Pandora, no puedes abrir la caja. Nuca abras esta caja porque contiene muchas desgracias para las personas, ¿entendido?- dijo Zeus.
- Entendido- dijo Pandora -nunca abriré la preciosa caja.
Así que Zeus se fue de nuevo al Olimpo y allí se quedó Pandora en su habitación muy contenta por su nuevo regalo. Pandora tenía muchas virtudes y era muy curiosa, siempre quería saber más. Sin embargo, no era precisamente obediente. Y eso le provocaría más de un disgusto.
Cuando llegó la noche Pandora se acostó, se metió en su cama y entonces vio cómo las piedras preciosas de la caja brillaban en la oscuridad. Empezó a pensar qué sería lo que había dentro de la caja, pero se acordó de que Zeus le dijo claramente que no la podía abrir. 
-¿Pero qué habrá dentro de la caja? -pensaba Pandora.
Se empezó a imaginar que dentro había joyas, perfumes, cuentos o algún secreto importante y, claro, no se pudo resistir. 
- La abriré solo un poquitín para ver lo que hay dentro y la vuelvo a cerrar deprisa- se dijo Pandora.
Así que abrió la caja y de repente se formó una tormenta horrible, la habitación se llenó de viento y un humo negro salió disparado de la caja, atravesó la ventana y se extendió por todo el mundo. Con el humo también salieron de la caja todas las desgracias para la humanidad, el hambre, las enfermedades, las envidias, el frío, la necesidad de trabajar, los deberes...
A Pandora solo le dio tiempo a ver que en el fondo de la caja aún quedaba la esperanza y por eso la cerró la inmediatamente, para que no se perdiera nunca. Y desde entonces, siempre podemos contar con la esperanza.

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