jueves, 20 de febrero de 2020

PEDRO Y EL TELETRANSPORTE INESPERADO

PEDRO Y EL TELETRANSPORTE INESPERADO

 Un día, en un pueblo de tres mil habitantes, un niño de 13 años llamado Pedro estaba muy aburrido y le preguntó a su madre:
-¿Me dejas ir al campo de fútbol a jugar un rato y así salgo de casa?
Porque nunca iba con sus amigos. Pedro iba a 1º de la ESO, sus amigos ya salían por ahí y ,también, tenían móvil. A Pedro aún no le dejaban ni tener móvil, ni salir por el pueblo, por eso, Pedro cada día se aburría más y más.
 El día de su cumpleaños, que era el primer día de febrero, le regalaron un móvil y le dejaron salir con sus amigos a dar una vuelta. ¡Justo lo que él quería! Pedro se puso muy contento. Esa misma tarde, los familiares de Pedro fueron a su casa para celebrar su cumpleaños. Su tía, le regaló un espejo; su abuela, un balón de la LIGA; sus padres, un pantalón de adidas; su primo, un jersey que iba a juego con el pantalón. Pedro estuvo un buen rato hablando con su tía:
-“¿Dónde lo has comprado? ¿Te ha costado mucho dinero?”, le preguntó.
Su tía le dijo que lo había comprado en una tienda que sus productos eran muy caros. Pedro, se quedó flipando, estaba confuso porque no conocía ninguna tienda cara en su pueblo. 
 Al final del día, Pedro se echó a la cama muy cansado y se durmió muy pronto. Por la noche se despertó varias veces, gritaba y lloraba, pero ni él ni sus padres, sabían lo que le ocurría. Al día siguiente, Pedro tenía que ir al colegio. Su madre lo dejaba a las siete y media, porque tenía que ir a trabajar. Eran las siete y aún no se había despertado, su madre le llamó varias veces:
- “¡Pedro, tienes que ir al colegio! ¡Pedro, tienes que ir al colegio! ¡Pedro, tienes que ir al colegio!”

Después de tantos gritos, Pedro se despertó, desayunó, y solo le faltaba… ¡Peinarse!
 A Pedro le gustaba mucho peinarse, se fue al baño a por el peine, se puso frente al espejo y cuando el peine tocó su pelo, se teletransportó a un mundo que era igual que en el que estaba viviendo, con las mismas personas, pero Pedro se dio cuenta de una cosa, que… ¡No eran humanos, eran extraterrestres! En ese momento, Pedro solo quería irse a casa y destruir aquel espejo que le había regalado su tía por su cumpleaños, pero no sabía cómo.
 A Pedro se le ocurrió una idea, pensó que si se iba a dormir un rato, esto que había ocurrido, dejaría de pasar. Se echó a la cama, que era muy incómoda, porque ni tenía un colchón, ni una almohada. Pedro estaba viviendo en un infierno, estaba triste porque echaba de menos a su familia y a sus amigos, pero él no se daba cuenta de que ellos estaban ahí, pero convertidos en extraterrestres.
 A lo largo de los meses, Pedro se sentía cada vez mejor, pero seguía recordando a cada uno de sus familiares. A mitad de junio Pedro se fue a comprar el pan, allí en la “Bakerpan”, que en su idioma era Panadería, se encontró a una mujer que se hacía llamar Miss Blan-Do, a ella también le había pasado lo mismo. Miss Blan-Do era una famosa científica española que había creado un vehículo que podía llegar a los cuatrocientos kilómetros por hora y dentro del vehículo parecer que fueses a cien. Pedro pensó que si le preguntaba si le podía llevar a Móstoles, le haría un gran favor. Miss Blan-Do le contestó:
-“Vale, yo te llevaré a Móstoles pero tú te tendrás que esperar a que termine este invento”.
Pedro se quedó muy contento, pero debía esperar tal y como había dicho Miss Blan-Do. Ya habían pasado dos semanas, Miss Blan-Do terminó el invento y Pedro estaba muy nervioso porque quería, ya, llegar a su casa con su madre humana y sus amigos humanos, y no con extraterrestres. El viaje fue muy movido pero Pedro se quedó todo el rato haciendo crucigramas. A lo que llegó a casa, ya era la hora de cenar, su madre le ordenó que se duchara porque olía muy mal, y cuando terminó, cenó y se fue a la cama.
 Como ya habréis visto en la historia Pedro era muy dormilón y no se quería despertar para ir al colegio, su madre le gritó…:
- “ ¡Pedro, tienes que ir al colegio! ¡Pedro, tienes que ir al colegio! ¡Pedro, tienes que ir al colegio!”. Después de tantos gritos, Pedro se despertó, desayunó, y solo le faltaba… ¡Peinarse!

A Pedro le gustaba mucho peinarse, se fue al baño a por el peine, se puso enfrente del espejo y justo cuando iba a tocar el peine su pelo, se acordó de que la última vez que se peinó se teletransportó a un mundo raro. Entonces no se peinó, dejó el peine en el suelo y se fue corriendo al colegio. Pedro se alegró muchísimo, porque hacía mucho que no veía a sus amigos, o eso creía, nada más verlos les dio un abrazo a cada uno. Uno de ellos le preguntó:
-“¿Has estudiado para el examen?”.
 Pedro no supo qué contestar, se quedó pensativo, ¿de verdad había estado fuera de casa tanto tiempo?
 AQUÍ TERMINA ESTA HISTORIA, LEE CUENTOS BONITOS PARA LANZARTE A LA LECTURA . 
 Daniel Berjillos

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