sábado, 22 de febrero de 2020

Creo Que Mi Profesora Es Una Bruja

Hola, me llamo Eva, tengo 12 años y os voy a contar como mi profesora
de ciencias y biología en realidad era una bruja. Todo empezó un día
como cualquier otro. Era un martes de marzo como cualquier otro en
segunda clase. Ahora tocaba biología con María. Pero al entrar, vi que
no era María. Era otra: vieja, fea, y tenía una mirada maliciosa en sus
ojos. Entré en clase cuidadosamente y me senté en mi sitio, sin parar
de mirarle. Todos los demás también hicieron eso. De repente, con una
voz ronca, dijo:
-”Vamos a empezar un nuevo tema: los insectos. Vamos a estudiar todas
las partes y las propiedades de cucarachas, hormigas, moscas, bichos
bolas…”
Cada vez que decía una palabra, nuestras caras de asco se volvían cada
vez más intensas. Después añadió:
-”Lo siento, no me he introducido, me llamo Maruja de Cucracha. Voy a
ser vuestra sustituta de ciencias y biología.”
Esas palabras me daban escalofríos. ¿Y quién se llamaba “Maruja de
Cucracha”? Me recordaba demasiado a “Bruja de Cucaracha”. Decidí no
pensar en eso, ¿cómo podría ser una bruja, si las brujas no existían?
Bueno, nos hizo copiar siete esquemas sólo sobre hormigas. ¡Era
ridículo!
Cuando sonó el timbre del recreo, me reuní con mis amigas, Laura y
Marta. Les hablé de la nueva profesora y ellas me dijeron que ellas
también habían hecho lo mismo. Así pasaron los días, comparando notas
de lo que habíamos hecho en clase de biología. Una cosa estaba claro
desde el principio: queríamos que volviera María. Un día, unas pocas
semanas después, Maruja os dijo lo que temíamos más de todo: ella se
acaba de convertir en la profesora de biología FIJA y María se había
ido a enseñar a otro colegio. Empezando ese día, nos hizo estudiar y
copiar mucho más, y no se hacía satisfecha con eso; nos hacía coger
bichos vivos, destriparles y analizarles TODO. Un día me dio tanto
asco que fui a hablar a la directora. Cuando entré a su oficina, vi que
era muchísimo más grande de lo que pensaba. Primero, había un hall
extra-largo con las paredes repletas de medallas, trofeos, diplomas,
fotos de alumnos y profesores y certificados que había ganado el
colegio a lo largo de los años. Corría desde 1904 hasta hace unos pocos
meses, que habíamos ganado 1erpremio de toda España en un concurso
de SeBusca: habíamos ganado Laura y yo. La respuesta era 1500 d.C.
Eso no importa, en fin cuando llegué a la parte de despacho, estaba
Mari-Ángeles sentada en su silla gigante super-mega-cómoda de cuero.
En ese momento estaba leyendo un libro que era extremadamente
gordo. Levantó la mirada y se dirigió a mí, con los labios fruncidos y una
mirada excitada en sus ojos, como si por fin tendría algo entretenido
en esa mega-oficina. Noté que no estaba diciendo nada, me aclaré la
garganta y dije:
-”¿Por qué tengo una bruja de profesora de biología?”
Me di cuenta de que lo podría haber dicho un poco mejor y que me
estaba dirigiendo a la directora, pero era demasiado tarde. Esperé a
que me gritara o algo, pero no. En realidad, me sorprendió una
barbaridad lo que hizo. Se rió. No era una simple risa: se rió a
carcajadas, se estaba partiendo de risa. Me resultó difícil no esbozar
una sonrisa también; siempre había pensado que la directora sería seria
y estricta, pero no. En realidad, era todo lo contrario. Cuando ya se
calmó un poco, me dijo:
-”Tú, una niña de primero de la ESO, me has venido a mí, la directora
de este centro educativo para decirme, ¿que tienes una bruja de
profesora? -risa histérica- Yo, personalmente, no he oído esa mentira
en al menos diez años. Cuéntame por qué crees que la sustituta es una…
bruja.”
-”Es muy fea, nos mira como si fuéramos ingredientes de una poción
asquerosa, huele muy mal y lo único que nos enseña son bichos y
hongos.”
-”Vale. Pensaré sobre esto, le daré unas vueltas y te llamaré si coincido
con tu hipótesis de esta tal `bruja´. Ya puedes volver al recreo.
¡Adiós!”
Y esa fue mi conversación con la directora, que llegué pronto a la
conclusión de que no me creía nada e iba a olvidar el tema a los cinco
minutos, máximo. Llamé a Laura y Marta para que vinieran conmigo a
una esquina a hablar de Maruja (ellas también pensaban que era una
bruja) y les dije lo que pasó en el despacho de Mari-Ángeles. Al final
decidieron un plan muy clásico que aparece en un mogollón de películas:
una distrae a Maruja mientras las otras dos se meten en su clase a ver
evidencia de que es una bruja. Decidieron que Laura se quedaría con
Maruja, haciéndose la interesada sobre qué se puede hacer con
intestinos de ratas. Me dije a mi misma que de ahora en adelante le
debería una. Marta y yo entramos en la clase de biología y empezamos
a mirar en todos los cajones. Empezamos a sacar cosas que obviamente
eran de bruja: 10 consejos para ser una buena bruja, pociones básicas,
999 trucos de belleza que cualquier bruja debería saber y muchas
otras cosas. Algunas veces encontrábamos cosas muy asquerosas: ojos
en frascos, cráneos de ratas inocentes y trozos de coles de bruselas
(todo igualmente asqueroso). Íbamos a abrir el último cajón cuando
de repente se abrió la puerta y entró Maruja, con Laura
desesperadamente diciéndole que si le explicaba otra vez cómo hacía
incienso de tres cerebros de cucaracha (puaj). Maruja nos miró y dijo:
-”La siguiente vez que quiero hacerme pasar por una bruja haciéndose
pasar por una profesora, cerraré mis cajones con llave.”
Y así se quedó tan ancha. Las tres nos quedamos en blanco unos veinte
segundos. Después de ese tiempo, Marta se espabiló y preguntó:
-”Todo este tiempo, estabas haciéndote pasar por, por… ¿eso?”
-”Si. Quería ver como reaccionabais con una bruja-profesora que solo
enseñaba cosas de bichos, hongos y ratas.”
Me sorprendí a mi misma. No me enfadé con María por hacer eso, en
realidad me pareció gracioso. Y por las expresiones de Marta y Laura
se sentían igual. María siempre había sido graciosa y de exagerar
cosas, pero esto era de otro nivel. María dijo:
-”Esperad un momento, chicas, que me quito esta máscara. Me está
asfixiando.”
Cuando se la quitó, vimos a la María de siempre. Nos dijo que nos
fuéramos a casa y que ella recogería todo para que fuera como
siempre. Al día siguiente, volví y era como si nada hubiera pasado.
Empezamos el tema del Aparato Locomotor y la vida siguió bien para
siempre.

FIN

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